Claude Monet pintó una serie de obras dedicadas a la Catedral de Rouen entre 1892 y 1894. Esta serie es una de las más famosas y emblemáticas de su carrera, y refleja su obsesión por capturar los efectos cambiantes de la luz sobre una superficie arquitectónica en diferentes momentos del día y bajo diversas condiciones atmosféricas.
Descripción de la Serie:
- Composición:
- Cada cuadro de la serie se centra en la fachada occidental de la Catedral de Rouen, pintada desde el mismo ángulo pero en distintas horas del día y en diferentes condiciones de luz y clima.
- Monet no se enfoca en los detalles arquitectónicos precisos de la catedral, sino en cómo la luz y la atmósfera transforman su apariencia. La estructura parece casi disolverse en una vibración de luz y color.
- Color y Luz:
- Los colores en estas obras varían enormemente, dependiendo de la hora del día y el clima. Por la mañana, la catedral puede aparecer bañada en suaves tonos rosados o azulados, mientras que al atardecer puede estar envuelta en tonos dorados y naranjas.
- Monet utiliza una paleta rica y variada, aplicando el color en capas de pinceladas cortas y superpuestas que capturan el cambio constante de la luz sobre la piedra de la catedral.
- Técnica:
- La técnica impresionista de Monet es evidente en la textura de las pinturas. Las pinceladas sueltas y rápidas permiten que los colores se mezclen ópticamente, creando la ilusión de luz y sombra que cambia con el tiempo.
- Monet trabajó en múltiples lienzos al mismo tiempo, cambiando de uno a otro a medida que la luz cambiaba durante el día, para capturar con precisión la apariencia de la catedral en cada momento.
Contexto e Interpretación:
La Serie de la Catedral de Rouen es un ejemplo destacado de cómo Monet llevó las ideas del impresionismo a un extremo casi abstracto. Su objetivo no era simplemente representar la catedral, sino explorar cómo la luz y el color podían transformar una misma vista en una serie de imágenes completamente diferentes.
Estas obras no solo representan un lugar físico, sino que capturan el paso del tiempo y las sutiles variaciones de la luz natural. La catedral, un símbolo de permanencia y solidez, se convierte en algo casi etéreo y cambiante bajo el pincel de Monet, lo que subraya la idea central del impresionismo: la percepción es siempre temporal y subjetiva.
La serie de la Catedral de Rouen es un testimonio del enfoque radical de Monet hacia la pintura y su capacidad para captar la esencia fugaz de la luz en sus obras.
4o
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